lunes, 5 de abril de 2010

LAS BRUJAS ASTURIANAS


De las brujas se referían prodigios. En el sentir de la mayoría, habían hecho pacto con el diablo, que las visitaba por las noches, pues algún vecino aseguraba que, al pasar a las doce a la vera de sus casas, había visto cómo por las rendijas de las ventanas y de las puertas salía una luz siniestra, como si por dentro un poderoso incendio devorara aquella habitación. Decían otros que las habían visto volar por y sobre los tejados en forma de mujeres, despidiendo por sus ojos miradas satánicas.

eran pobres. Nada podían aceptar como pago de sus servicios, ya que supondría la pérdida de la virtud que decían poseer; jamás aceptaban carne de cerdo ni pan, por la sencilla razón de que ambos alimentos tenían sal.

Vivían en parajes aislados, en chozas infectas y lóbregas, desesperadamente solas y criaban animales, casi siempre negros, el criar animales como mascotas domésticas no fue costumbre en la Edad Media. En Europa, los gatos no llegaron a domesticarse de manera generalizada hasta bien entrado el siglo XVII. Cualquier mujer que tuviera un gato o un cuervo domesticado, era mirada por sus vecinos con tal extrañeza que sólo esto podía ya suscitar la sospecha de que fuera bruja.

Un caso que recoge Cabal: "Y éste era un aldeano que oía que su vaca berreaba con demasiada inquietud. Fue a la corte y no halló a nadie. Pero junto a la vaca vio un "zapico"; lo cogió, lo tiró, salio otra vez... a la mañana siguiente, la vecina de al lado, que era bruja, amaneció sin narices. Esta bruja era el "zapico", y es que en Asturias también la bruja se transforma en lo que le da la gana".

También fue creencia común la transformación en lechuza, como le aseguraba un interlocutor a Roso de Luna por tierras pravianas: "Vienen en forma de lechuzas a beberse el aceite de las lamparas de los altares, no tanto para alimentarse con el aceite, cuanto por dejar la iglesia a oscuras y poder robar así a mansalva las Hostias Consagradas que luego emplean en sus misas negras".

No parece que exista un ungüento tipo. Se supone que el más antiguo preparado se elaboraba

"según una fórmula salvaje heredada de las (lamias, strygas y empusas de Tesalia, que costaba siempre la vida a un niño, con cuya grasa, beleño, belladona y jugo de adormidera confeccionaban una especie de afrodisíaco".

También se dice que el tal ungüento se componía de mezclas narcotizantes de mandrágora, ruda, amapola, hierba-mora, cicuta y beleño. Otras recetas incluyen acónito, y nuez o aceite de nuez.

En Asturias abundaba el aceite de nuez, que al decir del P. Carballo "para los candiles y lámparas es maravilloso".

Esta pomada mágica, en ocasiones era fabricada por las brujas y, en ocasiones, como refiere

Cabal basado en informes inquisitoriales, les era facilitado en un conventículo. A ellas correspondía la custodia; por lo general lo ocultaban entre las losas del lar o en algún escondrijo del fogón.

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